jueves, 28 de mayo de 2009

de mano en mano...

Al tener frente a mí las 929 páginas acompañadas de una pasta suave y un dibujo extraño en esta pasta, me sentí muy estresada y con pocas ganas de empezar a leer, pero en fin; puse un buen café en la mesa y comencé la lectura -sin prólogo ni nada, vayamos a l grano-.
vaya sorpresa que me llevé cuando la primera hoja se convirtió en la segunda, luego en la cuarta, en la 20...fue en ese momento que me di cuenta de que no era cualquier libro, no era uno más del montón, era ¡¡¡PALINURO DE MÉXICO!!!
Me cuesta trabajo explicar la grata experiencia al leer esta novela. Es aquí cuando recuerdo las palabras de mi hermano "el amor a un libro sólo lo construyes tú, página a página" -no son las palabras exactas-.
Al terminarlo me sentí consternada; no esperaba un final -el final yo lo construyo-, pero me parece maravilloso cómo me sumergió en el mundo de la medicina como si él mismo estuviese haciendo una autopsia frente a tí. Hay algo que aún me tiene consternada y es cómo los objetos dejan de ser ellos mismos para convertirse en tus mejores amigos, en tus confidentes, el claro ejemplo es "el espejo". Los adjetivos también los convierte en algo más que una palabra calificativa o explcativa. La búsqueda de la belleza en la anatomía humana te hace reflexionar y darte cuenta de que no eres sólo un cuerpo cubierto de epidermis.
A veces pueden parecer absurdas las historias, puede parecer un pecado el incesto, puede parecer asquerosa la autopsia de un cuerpo pero eso es lo mágico aquí, todo toma sentido, empieza siendo una mezcla heterogénea y termina en una homogeneidad que confirman que no son sólo palabras repartidas en más de 900 páginas.
Insisto en que no pedo explicar claramente lo que fue para mí Palinuro de México, pero me quedan claras algunas cosas: que es una novela hermosa, monstruosa y por desgracia terminable y la nostalgia que sentí al acabarla, no es más que decirle adiós a un amor pasajero. No estoy segura de la cantidad de libros que vendrá y tampoco de si serán mejores o no; de lo que estoy totalmente segura, es de que ahora pasará de mano en mano porque me encantaría que mucha gente lo leyera, que termine roto y gastado y, tal vez, alguien pueda expresar mejor que yo la experiencia de leer "PALINURO DE MÉXICO".

2 comentarios:

  1. ya lo comentábamos: cerrar una novela puede ser tan triste como despedir a alguien que se va. de algún modo ese alguien permanece, y muy probablemente en un tiempo volvamos a verle, pero el vínculo tan cercano, de charla diaria, se termina.
    parece que lo tomaste literal y ahora palinuro se va de viaje, a conocer nuevos lectores. qué chido, dale tu correo, pues igual y un día regresa de un largo andar para saludarte y tomarse otro café, en una tarde linda, con vos.

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  2. uuh

    yo recuerdo al palinuro como uno de mis verdaderos amores
    me acuerdo que lo chiquiteé como se chiquitean las cervezas en una fiesta memorable
    que sabes que acabará como siempre has esperado que acabe una fiesta
    es decir
    sin saber cómo

    luego vienen linda 69
    y las obligatorias noticias del imperio

    pero el palinuro será siempre memorable

    gracia & paz

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