hubieran visto que animal tan hermoso. Ese pequeño perro que todos quisieramos tener. cuando lo vi me quedé asombrada de lo bonito que era. Una niña, que compartía la banca zocalera conmigo, también lo miró y pensamos las dos en lo bonito que era: ¡mira su collar! ¡mira su pelo! mira su pecherita y su pequeña pelota! ¡mira cómo corre por ella y la regresa a su dueño! Sí, todos se notaban orgullosos de él, lo paseaban y lo lucían. Se notaba saludable, inquieto y feliz.
¡¡¡cuando sea grande, quiero tener uno!!! -gritaba la niña a su padre-.
yo también -pensé- pero yo lo quiero ahora. Sólo le quitaría un pequeño detalle: el mío no sería un mustélido, el mío se llamaría "perro", el mío no se llamaría hurón...